Con las restricciones impuestas por la pandemia, como el cierre de escuelas, se profundizaron problemas preexistentes en la región, como la deserción escolar, y se volvieron más evidentes las consecuencias que genera la ruptura del vínculo de los chicos con la escuela.
La Fundación Alem alertó durante 2020 y 2021 sobre esas consecuencias. El cierre prolongado de las escuelas impactó en el bienestar físico y en el desarrollo emocional y cognitivo de niños y jóvenes. Se reportaron cambios en los hábitos de sueño, en la alimentación, angustia y depresión.
Además de su función principal de formar ciudadanos con mirada crítica, compromiso social y competencia profesional, las escuelas son centrales en el bienestar integral, y funcionan como centros de actividad social e interacción. En algunos lugares, la escuela pública es la única presencia del Estado para sostener y defender los derechos de los y las niñas.
Hoy es imperativo recuperar los aprendizajes que se perdieron en los últimos 2 años y restablecer el vínculo con aquellos que abandonaron la escuela. Como señala UNICEF, además de brindar educación la escuela orienta, da refugio, democratiza, crea lazos y contiene.